¿…Que (ser) soy Yo…?

2 de agosto de 2022by admin

Preguntas Fundamentales: ¿Quién Soy? ¿Qué Deseo?

El Cuestionamiento de la Identidad

¿…Quién soy, qué deseo…? ¿Quién no se ha preguntado esto, quién no continúa cuestionando, ejercitando esta interrogación aún sobre su identidad? ¿Quién no intenta dar un nombre a esta falta-en-ser? Pregunta angustiante si las hay, convocar al deseo nos aproxima a la angustia, nos convoca a confrontarnos con: ¿Qué hacemos?, ¿Qué hemos hecho?, ¿Cuál es nuestra parte en los resultados?

Respuestas Dolorosas y Autoidentificaciones

A veces me encuentro con algunas respuestas: “…soy aburrido…, …soy histérica…, …soy violento…, …soy bulímica…, …soy homosexual…, …soy torpe…, soy solo…” y la lista créanme que podría continuar, hasta pasar por el incuestionable “…soy así, es mi forma de ser, siempre fui así…”

Es su personalidad, dirán algunos, es su forma de ser, señalarán otros, pero en realidad, ¿Quiénes son estos sujetos, cuál es la historia que hay en estas presentaciones? ¿Qué novela familiar? ¿Qué silencios? ¿Qué conflictos? ¿Qué mitos? ¿Qué no dicho?

El Peso del Significado y la Herencia del Otro

…han forjado a estos sujetos; no lo sabemos, tampoco los tomaremos diciéndole que valoramos y felicitamos su presentación. Además, ¿cómo darlo por sentado?; cuando unas dirán que «son frígidas» porque con su marido no pasa nada y otras también dirán que son frígidas porque con su marido tampoco pasa nada aunque sí con su amante. ¿Cómo darlo por sentado? Cuando otros dirán que «son homosexuales» ya que cuando tenían siete años se acostaron con un chico, pero a su vez vendrá otro que también se nos presentará como homosexual ya que dice tener fantasías aunque nunca lo hizo con otro hombre. Y para enredárnosla más, vendrá un último que nos dirá que no se cree homosexual a pesar de tener sexo con tres o cuatro hombres al mes, pero como está casado dice ser un «macho bárbaro«.

Los Efectos del Significado y la Pérdida de Sentido

Por lo visto es una cuestión de significado, y es justamente de lo que sufren quienes vienen a vernos, de esos efectos de significado, pero tan pronto entran a hablar ya no saben ni qué significan las palabras.

Y aquel que nos dice: «…soy solo…», y pasa a relatarnos sus reiterados fracasos para estar con alguien, ¿cómo no serlo cuando nos enteramos de que de niño siempre fue alguien permanentemente abandonado, del que no se quiso nada, del que nada se esperó?

Deshaciendo las Inscripciones Injuriantes

Nuestra tarea estará en deshacer esos significados, esas inscripciones injuriantes, que si bien le otorgan un ser, éstas no dejan de ser humillantes, nominaciones con las que el sujeto carga y ha heredado de otros al estilo de “el gordito de mamá”. Nuestra tarea es ofrecer un espacio donde el sujeto despliegue esa relación que ha tenido con ese «Otro histórico» y que se ha ocupado de encarnar y repetir en otros, en sus semejantes, en sus pares, en sus parejas; en fin, en el amor y en el trabajo.

Al punto de llegar a ver cómo esa relación tortuosa que tenía con su padre, ahora también la repite con sus jefes, o la mujer ahora devenida madre, que cuando fue hija, su propia madre la atiborraba con la papilla asfixiante, y ahora ésta ante el menor movimiento de su hijo produce una serie de desarreglos en torno a la alimentación al punto de no dar o dar demasiado. Y así podríamos continuar con un montón de ejemplos, ejemplos que seguramente llegarían a buen puerto en aquellos casos en que se dé la lógica del tiempo en psicoanálisis: el instante de ver, luego el paciente también circule por el tiempo de comprender y finalmente el momento de concluir.

Un Cambio de Posición Subjetiva

No como algunos creen o otras terapias practican, con un yo fortalecido, no con un yo moldeado a imagen y semejanza de nuestros ideales, sino con un cambio de posición subjetiva, para poder así ensayar otras posibilidades.

No ocupando ya ese lugar de objeto que eran para ese Otro, esa especie de muleta servil, ese objeto maldiciente, esa puta, ese resto, puro desecho; esas ofensas, ese maltrato, esas palabras hirientes que lastiman al punto de astillar nuestro sentir, que el Otro nos dirige y que nosotros también asentimos ya sea por la culpa abrumadora que nos invadía, ya sea por temor o por el lugar que teníamos. Pero no sin antes deshacer, desgranar esas atribuciones humillantes que seguramente podría permitir experimentar el desarrollo de un análisis bien llevado, sumergiendo a nuestro analizante en ese sentimiento de duelo, que tan bien transmite aquella letra de tango cuando dice:

“…si arrastre por este mundo la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser…”

La Vergüenza de Haber Sido y el Dolor de Ya No Ser

Es decir: la vergüenza de haber sido, eso que fuera el sujeto como objeto, ese resto, ese desecho, eso que éramos para el Otro, y el dolor de ya no ser, ya que aquél fue un lugar al fin y al cabo, y también dolencia por no tener momentáneamente un lugar donde alojarse, -como tan bien grafica aquella pregunta: “…¿Quién soy para vos?…” , un espacio donde ocupar un lugar en el Otro, al punto de desconocer quién ser, momento en que se desmantelan, se desbastan esas atribuciones narcisistas mortificantes que lo constituían.

 

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